sábado, 20 de junio de 2009

TRANSFORMACION Y CRISIS DE LA ESCUELA: ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL CASO COLOMBIANO

Repercusiones en la Enseñanza de las Ciencias Sociales

Nancy Palacios Mena
Licenciada en Ciencias Sociales Universidad del Valle
Magister en Sociología Universidad del Valle

INTRODUCCION
Este trabajo es un acercamiento a las dinámicas de funcionamiento de la escuela colombiana actual, a las maneras como se relacionan en la cotidianidad de los establecimientos educativos, estudiantes, docentes, directivos y padres de familia.
El estudio intenta sustentar que algunos trabajos de investigación realizados en los últimos veinte años del siglo pasado sobre la vida escolar en Colombia que concluyeron que la escuela era autoritaria, injusta y violatoria de los derechos de los estudiantes, de una manera u otra han contribuido a propiciar cambios en las relaciones entre los actores escolares, como producto de redefiniciones y nuevas formas de percibir aspectos como la norma, la disciplina y la democracia.
El objetivo de esta reflexión es describir las concepciones y funcionamientos de estas tres categorías de análisis la democracia, la disciplina y las normas. El contexto en el cual se analizan dichas categorías es interesante, pues se trata de una coyuntura de crisis y transformación de la institución escolar, un momento en el cual la escuela ya no cumple el papel de institución integradora que difunde principios y valores que son aceptados sin cuestionamientos por los individuos, valores como la libertad y la autonomía, proclamados por la misma escuela, han provocado que los estudiantes, docentes y padres de familia acepten y acaten algunas disposiciones de las instituciones educativas, rechacen otras y reacomoden algunas a sus necesidades e intereses.
Los estudiantes, docentes y padres de familia viven la transformación de la escuela como una crisis que cada uno enfrenta desde sus propias perspectivas, los maestros sienten que su labor ha perdido reconocimiento y valor social, y en contraste con lo anterior cada día tienen mayor cantidad de trabajo que los fatiga y agota sin recibir una justa remuneración, los estudiantes cuestionan la utilidad de los estudios, que ya no constituyen un factor de cohesión e integración de la vida escolar, los padres de familia añoran la escuela del pasado, recuerdan con nostalgia los tiempos en que sus hijos si aprendían los contenidos de las asignaturas y a comportarse bien tanto en la escuela como en la casa, e incluso en la calle.
Las criticas de los estudiantes y de los padres de familia se enfocan en como los métodos de enseñanza y las pedagogías utilizadas por los maestros, no ayudan a un mejor desenvolvimiento en la vida en sociedad, situación que provoca en ambos la percepción de poca utilidad en la vida diaria de aquello que se enseña en la escuela. Según el informe final del Proyecto Atlántida (1) la utilidad que los jóvenes y sus padres perciben en la mayoría de los saberes, es la aprobación de exámenes para pasar de un grado a otro. “No hay integración de los aprendizajes de los adolescentes, con su experiencia personal, el contacto con la ciudad, con los grupos de pares porque la escuela tiene su propia manera de concebir el conocimiento y la realidad desde programas curriculares tradicionales, caracterizados por la secuencialidad, el formalismo y el simplismo en la definición de lo correcto y lo incorrecto.“

DISCIPLINA, NORMA Y DEMOCRACIA TRES VARIABLES INSEPARABLES EN LA ESCUELA DE HOY

Un estudio sociológico sobre el funcionamiento de la disciplina, la norma y la democracia escolar hoy, tiene que pasar obligatoriamente por una reflexión sobre aquello que la educación y la escuela se han planteado como meta y aquello que en la realidad puede ser observado en el comportamiento de hombres y mujeres que reciben educación, pues como decía Durkheim (1976) cada sociedad educa a partir de cierto ideal de hombre, de lo que (en su interior) se cree que este deber ser, tanto desde el punto de vista intelectual como físico y moral (2) , pero en la cotidianidad de la escuela y en las relaciones entre sus actores no necesariamente se reproduce aquello que se ha planteado como deseable.
“La educación es concebida como el acceso universal a la ciencia y a la razón gracias a la existencia de una cultura racional objetiva, acumulativa, transmitida bajo la forma de un ethós del progreso”(3) , en el estudio “Educación la Agenda del Siglo XXI”, la educación es definida como el vehículo principal e indiscutible, para la transmisión de cultura, en el mismo trabajo Gómez plantea que “dos grandes funciones cumple la educación, una individual y otra social, la función individual cobija a su vez: la función de socializar, transmitir la cultura y desarrollar la personalidad (asociada con el papel de ciudadano adulto); la función de formar para el trabajo (asociada con el papel ocupacional), y la función de entrenar para la ciencia y la tecnología (asociada con los roles o papeles de la alta inteligencia). Las funciones “sociales” son de carácter mediato o indirecto, porque dependen de la circulación del saber y de la preparación de los individuos. Estas funciones se dan en un plano agregado y aluden a los grandes objetivos sociales que suelen atribuirse a la educación, esto es: la integración nacional, el crecimiento económico y la superación de la pobreza” (4) Bajo este enfoque la educación busca asegurar la estabilidad del orden social y la continuidad de la memoria colectiva.
En esta lógica del sistema escolar, el individuo es obligado a integrarse adoptando un estatus de alumno o maestro, adhiriendo a las formas legítimas de la autoridad, ocupando un lugar y un rol preexistentes “Ser alumno es comprender e interiorizar las expectativas de la organización, situarse en el orden de las jerarquías escolares; también es socializarse a través del juego de los grupos de pertenencia y de los grupos de referencia. Toda experiencia escolar es definida por esta lógica de la integración, por esta forma del aprendizaje de las normas propuestas, y ésta es la imagen más habitual de la socialización escolar percibida como el aprendizaje de roles sucesivos y como la transformación de la personalidad por esas transformaciones de roles” (5)
La educación así concebida, asegura la integración del individuo a la sociedad, por medio de una institución escolar que suscita en el niño, un cierto número de estados físicos y mentales que se consideran necesarios e indispensables. Este modelo escolar se caracteriza por un sistema disciplinario bastante rígido, dirigido a controlar todas las conductas que podrían derivar en peleas, robos, y cualquier acción que perturbe el orden establecido, se trata de demostrar que la escuela es otro mundo, distinto al exterior por sus reglamentos.
Si bien en nuestras escuelas se cumplen algunas funciones de producción de conocimiento (muy criticadas especialmente por la falta de calidad) y también de socialización que crean lazos afectivos, algunas de ellas se caracterizan por disparidades y desacuerdos en la forma de pensar y de actuar entre sus miembros, alrededor de aspectos como el valor de los estudios, las formas de organización social que operan en las mismas, la disciplina y las normas que rigen en los establecimientos. En parte porque el tipo de relaciones que se dan en las mismas permite diversidad de metas (6) y en parte porque su organización es producto de la naturaleza misma de la organización y además está determinada por presiones externas, las instituciones educativas contienen en su seno miembros que aspiran y tratan de alcanzar metas muy diferentes, pero por otro lado se enfrentan con todo un conjunto de exigencias y expectativas, a menudo contradictorias, de públicos y organismos externos.
Los estándares curriculares de ciencias sociales, creados por el Ministerio de Educación en el año 2003, y que cuentan con una estructura por grupos de grado desde primero de primaria hasta el último grado de la educación media, y que según el Ministerio deben ser el punto de partida de los planes de estudio de las instituciones educativas, hacen énfasis en la importancia que los estudiantes se sientan parte de la sociedad y en que su acción como educando y luego como adulto vinculado a la vida laboral contribuya el mejoramiento de dicha sociedad, en uno de sus apartes los estándares curriculares señalan “ una de las metas de estos estándares curriculares es aportar a la formación de hombre y mujeres miembros activos de una sociedad, puesto que el conocimiento científico nos permite reconocer la unidad, la diversidad y la interdependencia del mundo natural y social, una adecuada formación en ciencias sociales fomenta el respeto por la condición humana y la naturaleza, que se traduce en una capacidad para tomar decisiones en todos los ámbitos de la vida, teniendo presente sus implicaciones en cada uno de los seres que habitamos el planeta: niños, niñas, jóvenes, hombres y mujeres adultos, ancianos y ancianas, poblaciones de diversas etnias y condiciones socio-culturales, animales, plantas, recursos hídricos y minerales en fi n, en ese gran conjunto que hemos llamado la Tierra y que los seres humanos hemos ayudado a configurar. De igual manera, comprender quiénes somos, cómo nos hemos constituido en seres humanos, qué caminos hemos recorrido, qué nos caracteriza, qué sentido le damos a nuestra presencia en la Tierra, cómo nos organizamos socialmente, qué concepciones ideológicas nos orientan, cuál es nuestro papel en el desarrollo del mundo futuro, elementos que nos proporciona el conocimiento científico, permite a los seres humanos ubicarnos en un momento histórico determinado y en un contexto cultural, político e ideológico, todo lo cual orienta nuestras acciones” (7).
De otro lado, este trabajo plantea a manera de idea exploratoria que algunos estudios realizados en las décadas de los 80s y 90s sobre la vida escolar en Colombia y más concretamente sobre el poder, la justicia, el castigo y las normas escolares, así como la utilización de herramientas jurídicas como nuevas leyes, decretos y la tutela consagrada en la constitución política de 1.991 (8), pudieron tener una influencia relativa en algunos cambios en la dimensión jurídica (normativa) la educación del país; que a su vez han provocado pequeños cambios de las relaciones entre los actores escolares, producto de redefiniciones y nuevas concepciones sobre aspectos como la norma, la autoridad y la disciplina. Dichos trabajos respondieron a interrogantes como: ¿Qué relaciones se dan entre los actores escolares? ¿Cuál es el sentido que le dan dichos actores a sus relaciones? ¿Qué sucede en la escuela? ¿Cómo se enseña y cómo se aprende? ¿Por qué se fracasa y por qué se aprueba? Estas investigaciones fueron impulsadas por instituciones como la fundación FES, diversas universidades, especialmente el Centro de Investigaciones de la Universidad Pedagógica Nacional CIUP, pero también investigadores individuales y en grupo como el caso de la obra de Francisco Cajiao, Parra Sandoval y sus equipos de investigación (9).
La necesidad de cambios en la normatividad educativa del país en lo relacionado a la organización social de las instituciones y al tipo de relaciones que se dan entre sus miembros, surge del ambiente conflictivo de la escuela en dos niveles, el macropolítico, (relación de la escuela con el Estado, la sociedad civil, la Iglesia, las metas de las políticas educativas, etc.) y el micropolítico (relaciones entre los miembros de la comunidad educativa)(10), el propósito fue el de responder a la necesidad de disminuir las diversas expresiones de violencia escolar generadas como consecuencia de la intolerancia, la injusticia social, la pérdida de valores, la violación de los derechos humanos, que se vivía en las instituciones educativas, según algunos trabajos como: ¿Cumplen los Castigos una Función Educativa?, ¿Alumnos Problema o Maestros Problema?, Timidez y Agresividad en la Escuela, La Autocracia Escolar, La Fuga de la Ilusión, ¿Es Fácil la Comunicación con los Niños?, Poder y Justicia en la Escuela colombiana.
La principal conclusión de dichos trabajos es que en Colombia la institución escolar permaneció inmodificada desde la definición de sus lineamientos generales en el siglo XIX, debido a su aislamiento del medio exterior, aunque existían cambios en los contenidos impartidos de acuerdo con las demandas de la dinámica social; también se concluyó que la escuela siguió teniendo los mismos rasgos autoritarios, represivos y de vigilancia y control con los que inició el siglo, entre los que se destacan la autoridad incuestionable como característica definitoria del rol del maestro, el dogmatismo como manifestación de la autoridad en el terreno pedagógico, la disciplina como uno de los pilares del funcionamiento de la institución educativa, y como instrumento para garantizar la homogeneización y la normalización, el cuerpo como el principal objeto de control, la definición estricta de espacios, tiempos y funciones, la administración arbitraria de justicia, y una legislación propia que funciona al margen del estado social de derecho. En este panorama, la escuela colombiana fue caracterizada por la subordinación de sus funciones (académicas y de socialización) a las de disciplina y control, generando un ambiente en el cual la democracia no tenía cabida (11).

La verticalidad y la falta de flexibilidad en las relaciones sociales de la escuela en el siglo XIX, lógicamente afectaron los diseños curriculares de ciencias sociales, en la medida en que los discursos y las prácticas pedagógicas de los maestros estaban lejos de brindar bases que les permitieran a los y las estudiantes acercarse paulatinamente y de manera rigurosa al conocimiento y la actividad del científico social a partir de la indagación, alcanzando comprensiones cada vez más complejas, todo ello a través de lo que se denomina un hacer. Dicho de otra manera, la concepción y el funcionamiento de aspectos como la disciplina y el poder en la escuela dificultaban transformaciones profundas en los diseños curriculares y en las prácticas de los educadores porque para lograr esto se requiere de un papel activo por parte del estudiante, se requiere de un docente que enfoque su enseñanza de manera diferente, en donde su papel no se limite a la transmisión de conocimientos o demostración de experiencias, sino que oriente el proceso de enseñanza aprendizaje de sus estudiantes como un acompañante.

La solución a la problemática antes descrita, de autoritarismo, y abuso del poder, verticalidad en las relaciones sociales, escasa participación de actores escolares como estudiantes y padres, falta de mecanismos en la aplicación de la justicia, es, para los planificadores de la educación, “la democratización de la vida escolar”, la extensión de la democracia en la escuela ha sido un proyecto tendiente a dar a la misma un nuevo enfoque en su cultura política, un enfoque democrático (12). Para lograr el objetivo de democratizar la vida escolar, en el caso colombiano, se han tenido en cuenta tres dimensiones: la dimensión cognitiva, (conocimientos y creencias de los sujetos en un modelo político democrático), la afectiva (sentimientos en torno a los componentes de un Modelo democrático: aceptación o rechazo) y la dimensión evaluativa (valoración que los sujetos hacen sobre el funcionamiento de la democracia) La tendencia a formar desde la cultura política no es nueva, la idea del papel del sistema de enseñanza pública como garante de la formación ciudadana y a través de él posibilitar la difusión y apropiación del ideario de estado está presente desde Durkheim, para quien la educación debe ser la base de las sociedades, en la medida en que ella dota a los individuos de los códigos necesarios para constituirse como ciudadanos autónomos (13).
Lo que aquí se plantea es que en el país, en las dos últimas décadas, se han producido cambios tendientes a transformar la organización social de los establecimientos educativos, pero dichos cambios se han pretendido hacer a partir del concepto “cultura democrática”, ámbito en el cual la escuela se entiende como una institución social que produce sus propias dinámicas que se expresan en sus formas de ser y hacer, en sus símbolos y rituales, normas y valores, en los roles y funciones que se otorgan a los actores educativos y las formas de organización del poder (14), en este orden de ideas, el concepto de cultura democrática en la escuela representa una forma particular de expresión de dicha cultura escolar. Sobre dicha categoría Aguilar y Betancourt, plantean que “el concepto de cultura democrática en la escuela se entiende como el complejo de significados que estructuran los comportamientos, las prácticas, los deberes, valores y representaciones que configuran el marco de las relaciones de convivencia en el ámbito escolar, los cuales están basados en principios democráticos, aspectos que le confieren un sentido particular a este tipo de convivencia (15).”

La necesidad de la democratización de la escuela colombiana, es un proyecto en el que Confluyen en él, variados actores, como también variados intereses, y un momento histórico determinado. En este capítulo nos referimos a tres, el contexto internacional, el contexto nacional y los actores escolares. En el contexto internacional hay que destacar que el país no se encuentra aislado ni física ni culturalmente, por ello hay que destacar que en la implementación y puesta en funcionamiento de proyectos como el democratizar la escuela, también tienen influencia organismos internacionales, más aún si tenemos en cuenta que no pocos proyectos de este tipo en países como el nuestro, son financiados con sus recursos económicos y con la asesoría de sus expertos (16). Las reformas educativas de los años 90 en toda América Latina, estuvieron inscritas de alguna forma en las sugerencias y recomendaciones de las políticas internacionales, en el caso de la “democratización de la vida escolar” no es rara esa influencia si tenemos en cuenta, que las dos últimas décadas del siglo XX el ideal de la democracia fue un referente obligado en toda la región.
En el ámbito nacional hay que destacar que el ambiente político y cultural que vivió Colombia a partir de la década de los 90, marcado por la emergencia de cambios en materia constitucional, la educación se vio comprometida con la formación de ciudadanos y, en general, con la construcción de una cultura política democrática. La Constitución colombiana de 1991 consagró la educación como un servicio público y otorgó al Estado la responsabilidad de ejercer su inspección y vigilancia con el fin de velar por su calidad, por el cumplimiento de sus fines y la mejor formación moral, intelectual y física de los educandos, el reconocimiento de la educación como un servicio público en la nueva constitución, permitió al estado reclamar para sí la reglamentación y control sobre la misma y demandar de todas las instituciones, los mismos requerimientos para fortalecer la construcción de una cultura política democrática, basada en la defensa de los derechos humanos y la formación para la paz (17); desde este punto de vista, las disposiciones normativas en torno a la educación y sus propósitos de contribuir a la construcción de cultura política democrática, cumplen un papel de legitimación institucional en momentos de profunda crisis social y política (18).
También hay que resaltar que la necesidad de lograr una cultura democrática en la escuela es planteada por los estudiantes, y los padres de familia quienes intervienen en la transformación y construcción de las instituciones de las cuales hacen parte, es por ello, que en procesos como el que se ha denominado la democratización de la vida escolar, también ha jugado papel muy importante el carácter creador de la acción humana, para este caso, de los actores escolares tanto de los docentes como de los mismos estudiantes, que desde sus acciones, tanto individuales como colectivas, están buscando cambios en la organización social de las instituciones y ya han logrado algunos, por lo menos en lo concerniente a la entrada y a la apropiación de los nuevos discursos (19).
El propósito de la democratización también está claramente definido en el informe que da el Ministerio de Educación al Congreso de la gestión realizada entre 1994 y 1998, se plantea en dicho informe que durante los cuatro años del gobierno Samper el Ministerio intensificó una labor orientada a democratizar las estructuras de poder en los establecimientos educativos y la construcción de relaciones de convivencia, respeto y pluralidad, labor que se lograría a través de la formación de los gobiernos escolares, de personeros estudiantiles y de manuales de convivencia (20). Dicho plan además contempló el objetivo de la democratización y las metas para alcanzarla. El objetivo era lograr que la educación sirviera para el establecimiento de la democracia, el fomento de la participación ciudadana y la construcción de la convivencia pacífica, las metas eran construir en las instituciones educativas los espacios de debate, participación y concertación para todos los miembros de la comunidad educativa, ampliando y perfeccionando los mecanismos establecidos en la Ley General de Educación, propiciar la creación de manuales de convivencia, creados colectivamente a partir de la práctica y la reflexión sobre el ejercicio del gobierno escolar y la solución de conflictos, y promover la enseñanza y el estudio sistemático de la Constitución Política y fomentar los principios y valores de la participación ciudadana.
Estos cambios en la ley se dan a partir de planteamientos según los cuales “la democratización permitiría una nueva concepción en las relaciones entre maestros y estudiantes, ámbito en el cual la disciplina adquiere un sentido formativo dejando de lado su aspecto represivo, instituyendo en la organización escolar un verdadero sistema de justicia en que se oye al estudiante y éste tiene derecho a la defensa, algunos proyectos y programas se han desarrollado en varios departamentos del país bajo el impulso del Ministerio y de las Secretarias de educación, para señalar solo algunos: el proyecto de investigación y desarrollo jóvenes constructores de paz; proyecto escuelas básicas integrales para el desarrollo sostenible; escuela de derechos humanos, paz y convivencia; hacia la construcción de una cultura ciudadana; programa para la gestión del conflicto escolar; programa inteligencia emocional; programación de formación permanente en convivencia paz y no violencia; escuelas de liderazgo político
El camino legal hacia la democratización queda más abiertamente planteado, en el plan decenal de educación 1996- 2005 “Se trata de poner en vigencia los mecanismos de participación de los alumnos, los educadores y la comunidad en el gobierno escolar (consejo directivo, consejo académico y personeros); promover las organizaciones de padres, alumnos y exalumnos; establecer espacios de diálogo y concertación para los diferentes miembros de la comunidad educativa” (21). Dicho plan además contempló el objetivo de la democratización y las metas para alcanzarla. El objetivo era lograr que la educación sirviera para el establecimiento de la democracia, el fomento de la participación ciudadana y la construcción de la convivencia pacífica, las metas eran construir en las instituciones educativas los espacios de debate, participación y concertación para todos los miembros de la comunidad educativa, ampliando y perfeccionando los mecanismos establecidos en la Ley General de Educación, propiciar la creación de manuales de convivencia, creados colectivamente a partir de la práctica y la reflexión sobre el ejercicio del gobierno escolar y la solución de conflictos, y promover la enseñanza y el estudio sistemático de la Constitución Política y fomentar los principios y valores de la participación ciudadana.
Estos cambios en la ley se dan a partir de planteamientos según los cuales “la democratización permitiría una nueva concepción en las relaciones entre maestros y estudiantes, ámbito en el cual la disciplina adquiere un sentido formativo dejando de lado su aspecto represivo, instituyendo en la organización escolar un verdadero sistema de justicia en que se oye al estudiante y éste tiene derecho a la defensa, algunos proyectos y programas se han desarrollado en varios departamentos del país bajo el impulso del Ministerio y de las Secretarias de educación, para señalar solo algunos: el proyecto de investigación y desarrollo jóvenes constructores de paz; proyecto escuelas básicas integrales para el desarrollo sostenible; escuela de derechos humanos, paz y convivencia; hacia la construcción de una cultura ciudadana; programa para la gestión del conflicto escolar; programa inteligencia emocional; programación de formación permanente en convivencia paz y no violencia; escuelas de liderazgo político (22) . La aplicación de estos programas apuntan a una reestructuración de la organización escolar que permita la participación de todos los implicados en los diversos ámbitos que componen la institución, en este contexto la participación adquiere un carácter diferente, pues además de ser el eje fundamental del ejercicio ciudadano, se constituye en un medio para el desarrollo de procesos propios de la formación, como el desarrollo de la personalidad dentro de una cultura democrática.
Para subrayar lo planteado en el párrafo anterior es preciso describir algunos de los proyectos que se han ejecutado, el proyecto de investigación y desarrollo jóvenes constructores de paz, empezó en 1998, El proyecto funciona en 21 instituciones educativas de Manizales, Pereira y Armenia, 9 instituciones de Manizales 58 escuelas y colegios del Huila y 8 escuelas de Bogotá. Partió del reconocimiento a las múltiples y variadas formas de violencia que han ido creciendo progresivamente en los distintos escenarios de construcción humana en Colombia, y del análisis crítico sobre cómo las distintas alternativas de educación para la paz desarrolladas en el país, no han tenido en cuenta la voz de los niños, las niñas, los jóvenes: ¿qué piensan? ¿cuáles son sus imaginarios sobre la violencia, sobre la paz? ¿Cómo viven y sienten el contexto de violencia que les está tocando vivir? ¿Cómo sueñan su país? ¿Cómo creen que se pueden ir construyendo y realizando sus sueños? Así, se trazó como objetivo del proyecto construir una propuesta educativa para la paz, pensada, diseñada e implementada por los propios niños y niñas vinculados al programa, para lograr un mayor impacto en la vida de ellos y ellas, y encontrar estrategias educativas para la paz que pudieran diseminarse ampliamente en el ámbito nacional.
Programa para la gestión del conflicto escolar "Hermes”, Es un proyecto implementado desde 2001 por la Cámara de Comercio de Bogotá, con el objetivo de fomentar el diálogo y la tolerancia en la comunidad. Es una apuesta colectiva al cambio social desde núcleos primarios como la escuela, con una incidencia significativa en las dinámicas familiares, sociales y culturales. El proyecto pretende una transformación cultural para abordar el conflicto pacíficamente, teniendo en cuenta el papel fundamental que cumple la educación
La conformación de los órganos creados por la ley para garantizar la participación de todos los estamentos de las instituciones educativas y los derechos que han sido concedidos a los estudiantes dentro de las mismas, se desarrollan simultáneamente con el surgimiento y multiplicación de actitudes y comportamientos que alteran el orden y normal desarrollo de las actividades escolares, y que son catalogadas como “indisciplina”. De esta manera el escenario de la democratización ha coincidido con situaciones de falta de armonía entre los docentes y los estudiantes, el problema disciplinario se ha agudizado y en algunos establecimientos se constituye en el principal centro de preocupación, dejando en un segundo plano aspectos como la calidad académica de los estudiantes.
Uno de los hechos que ha provocado la emergencia del tema de la “disciplina” es el cambio de visión que sobre este aspecto tenían los estudiantes y docentes en la escuela de ayer, la disciplina era en sí misma un factor de educación por medio del cual el estudiante moderaba todos sus comportamientos, las normas que regían las instituciones y que definían los criterios disciplinarios, eran creados de manera unilateral por los docentes y normalmente los estudiantes los aceptaban; hoy los criterios disciplinarios, ni son aceptados en sí como una disposición institucional, ni se comparte el hecho que sean creados unilateralmente, dichos criterios deben pasar por un proceso de concertación y debate, de lo contrario son considerados por los estudiantes como ilegítimos y por ello suelen tener poca aceptación.
En la manera como se concebía la necesidad de la disciplina se nota una gran diferencia en la forma como eran considerados en el pasado los niños y adolescentes y la manera como se les considera hoy, éstos eran considerados como carentes de sentimientos y conocimiento de la existencia de límites morales a sus necesidades, la disciplina era por lo tanto aquello que garantizaba las fuerzas contra las cuales se estrellan los deseos, las necesidades y los apetitos, aquella que contenía todo lo necesario para doblegar las voluntades de los estudiantes, reprimirlos, contenerlos e inclinarlos hacia determinado sentido, en consecuencia la disciplina era indispensable para detener y contener las fuerzas rebeldes (23). La consecución de este modelo de disciplina requería la presencia de maestros que hicieran sentir a los estudiantes, que encarnaban y representaban las reglas de la institución y que las hacían respetables, para esto era necesario la decisión y la voluntad del maestro, así como la autoridad que en todo momento debería transmitir. Era papel del maestro que el estudiante aprendiera a respetar las normas “que aprendiera a cumplir su deber porque era su deber, porque estaba obligado a ello” (24).
Hoy la autoridad escolar choca con los reclamos de los estudiantes por ejercer su libertad y autonomía, ante lo cual los docentes a menudo se perciben como empleados a quienes se les quita progresivamente el apoyo de la sociedad, el mismo “oficio” se vuelve cada vez más difícil y estresante porque los alumnos ya no son conquistados dado que la escuela no puede desprenderse de los estudiantes que le causan problemas con la misma facilidad con que lo hacía en otros tiempos, los docentes tienen la impresión de convertirse en empleados cuyos derechos son ignorados.
En efecto, los conflictos disciplinarios alternan con el surgimiento de nuevos valores y principios que se promovían en la escuela, y coinciden principalmente con transformaciones en las concepciones de los estudiantes, producto de cambios en el proceso de formación de la identidad individual, dicho proceso lleva a los jóvenes estudiantes a buscar su reconocimiento como personas, determinadas y únicas, en una experiencia que solo se da en relación con los demás y que determina el mutuo reconocimiento, pero que también lo lleva a una fuerte etapa de construcción de autonomía y autorregulación que entra en conflicto con las ya instauradas reglas de los adultos (25). En la formación de la identidad los jóvenes estudiantes. hacen fuertes cuestionamientos a las generaciones anteriores y a las instituciones educativas y a sus modelos de socialización, el conflicto se presenta cuando los adultos no comparten las reivindicaciones de los estudiantes e incluso las reciben como agresiones frente a las cuales se defienden con la imposición de unas normas que no siempre son compartidas si no más bien rechazados por los jóvenes, de allí que las causas de conflicto más frecuentes en los colegios se presentan por desobediencia, rebeldía y apatía de los estudiantes hacia las normas escolares.
En este sentido hay que decir que cuando la disciplina y las normas como elementos centrales de la cultura institucional aparecen notoriamente fragmentadas, cuando conviven en la escuela de manera conflictiva diversas concepciones y diversas prácticas disciplinarias, cuando el sentido y utilidad de las normas se perciben de manera distinta, se genera tensión en maestros y alumnos que provoca que estas pierdan su valor como elementos de formación, pero también hay que decir que en el caso de la escuela Colombiana todo este proceso de surgimiento de nuevas ideologías y nuevas formas de actuar solo se entiende dentro de un proceso mayor de transformación de la institucionalidad misma de la escuela, transformación que en muchos establecimientos educativos se han vivido como una crisis, como una entrada en decadencia, como una desestabilización, de los principios, y los objetivos de la institución escolar.
Anterior en el contexto de los años 70 es el intento por introducir al país lo que se llamó la tecnología educativa, acciones programáticas tendientes a la organización de un sistema permanente de información y capacitación, con énfasis en la difusión de las nuevas tecnologías, algunas escuelas del país fueron dotadas de modernos equipos para la enseñanza y un grupo de profesores y técnicos expertos en el manejo de medios; como parte de un experimento arquitectónico articulado a los nuevos derroteros de la pedagogía y las directrices nacionales, que partían de la crítica a los espacios tradicionales y que privilegiaban la introducción de una nueva metodología centrada en la aplicación de aquellas técnicas que, buscaban acelerar el proceso de enseñanza-aprendizaje en el alumno, desarrollando al máximo su actividad, racionalizando los costos y cumpliendo las exigencias de cobertura y calidad, la innovación estaba compuesta por el análisis la tecnología educativa; el desarrollo de un modelo de análisis de sistemas aplicado al diseño de materiales de instrucción y una presentación de las ventajas enfrentadas a los problemas diarios de la práctica educativa.

Sin embargo, muchos de los proyectos y acciones que se tramitaron al interior de la comunidad académica relacionados con los procesos de introducción y transferencia de tecnología educativa en la educación básica y media, tanto en la utilización de medios como en la experimentación del nuevo modelo curricular, tuvieron desarrollos desiguales (26), por factores de diversa índole, desde falta de presupuesto para el mantenimiento de los nuevos recursos físicos, y la falta de interés muchos docentes de vincularse a los programas hasta la falta de un procedimiento claro establecido por el Ministerio de Educación, para hacer evaluación, seguimiento y control del nuevo programa.

A lo anteriormente descrito sobre los cambios en la institución escolar hay que agregarle un elemento importante, el de la masificación escolar, porque la dificultad para describir el funcionamiento real de la escuela y el hecho que ésta, ya no funcione como una institución integrada, se debe en parte a este proceso (27) , no se pueden entender los grandes cambios que ha sufrido la escuela hoy sin contemplar la apertura de la misma a públicos cada vez más diversos y en mayores cantidades, “la masificación escolar” (28) , es un aspecto fundamental, por cuanto ha cambiado las reglas del juego escolar, sus regulaciones, las relaciones pedagógicas y los vínculos de la escuela con el mundo exterior. Esta masificación está asociada con una idea democrática de reducción de las desigualdades sociales en el ámbito de la escolaridad, en el cual juega un papel importante el crecimiento económico y la modernización del aparato productivo. En este sentido la escuela está hoy sometida a una finalidad de adaptación a la economía y a los empleos que se manifiesta especialmente en la creación continua de nuevas formaciones (29) .
La apertura de la escuela a una mayor cantidad de públicos ha provocado una fuerte diversificación de redes y de ofertas, en la medida en que las finalidades educativas son múltiples, en este proceso la organización pedagógica se ha desestabilizado. La personalidad de los actores escolares es sacudida por diversos elementos: el funcionamiento de la escuela como un mercado, el desajuste creciente entre las expectativas de los alumnos y de los profesores, la incertidumbre del derrumbe cultural de la escuela misma, en este ámbito solo algunos maestros, estudiantes y directivos están verdaderamente conectados con la escuela, otros son aplastados por su misma dinámica. “La estandarización del proceso educacional se convierte en la base de su progresiva extensión a todos, así como la organización de la producción en las fábricas permite masificar los productos industriales” (30). La masificación de la escuela debía contribuir, adicionalmente, a la construcción de la nación, tarea que se encomienda a la educación. Sobre estos aspectos se consultaron algunos datos del país, del departamento del Valle del Cauca y de la institución educativa en la cual se realiza el trabajo de investigación, los siguientes cuadros ilustran el aumento de la cantidad de estudiantes en primaria y bachillerato en el país en el siglo XX.





Gráfico 1. Alumnos Matriculados en Primaria 1903 -2000




Fuente: MEN, Anuario General de Estadística y DANE. En: La educación primaria y secundaria en Colombia en el siglo XX
Lo que muestran las cifras (31) para el caso de la educación primaría es un incremento realmente significativo en la cantidad de estudiantes matriculados, de menos de un millón matriculados en los años 30 a más de cinco millones finalizando el siglo, destacando además que los mayores crecimientos se producen entre 1.970 y el año 2.000.con un leve decrecimiento en la década del 80.
Gráfico 2. Alumnos Matriculados en Secundaria 1903 -2000




Fuente: MEN, Anuario General de Estadística y DANE. En: La educación primaria y secundaria en Colombia en el siglo XX
En cuanto a la educación secundaria, si bien la cantidad de matriculados es inferior a la de primaría, también es notorio el aumento: de aproximadamente quinientos mil estudiantes matriculados en 1963, se pasa a más de tres millones y medio al finalizar los años 90, destacando que en esta etapa de educación es más importante la participación del sector privado que en la etapa de educación primaría. En los primeros años del presente siglo, continúa siendo significativo el aumento de estudiantes, más aún si tenemos en cuenta, que la ampliación de la cobertura escolar se ha vuelto una de las metas de los últimos gobiernos del país.

Grafico3: Asistencia escolar total en Colombia de 1992 al 2003









FUENTE: Departamento Nacional de Planeación. Dirección de Desarrollo Social. Página de Internet www.dnp.gov.co.

TABLA 1. Cobertura de Educación del País 2001- 2005


Fuente: www.mineducacion.edu.gov



Grafico 4. Cobertura Nacional de Educación Básica y Media 2001- 2005

Grafico 5.Matricula Total de Educación Básica y Media 2001- 2005




La tabla y los gráficos anteriores en los que se muestra el comportamiento de la asistencia escolar a partir de la década de 1990, permiten decir para el caso colombiano, que hay un aumento considerable en el número de estudiantes matriculados en los niveles de educación básica y media, así como un aumento significativo en la tasa de cobertura escolar, las estadísticas del Ministerio de Educación muestran, que en el año 2005 casi 11 millones de estudiantes asistieron a los niveles de básica primaria, secundaria y media. La cobertura de educación básica llegó al 88%. Según la información reportada por las secretarías de educación, 8.310.165 estudiantes fueron atendidos en establecimientos oficiales y 2.475.304 por establecimientos no oficiales. En cuanto a los establecimientos se contabilizaron 15.723 instituciones educativas oficiales y 10.812 no oficiales; estos datos dan fortaleza al argumento de una cuantiosa expansión en el número de niños y jóvenes que asisten hoy al sistema educativo colombiano
No sólo los niños y jóvenes que se escolarizan son más, sino que son diferentes, han ingresado al sistema escolar los hijos de otros grupos sociales que antes no asistían a la escuela, los jóvenes y los adolescentes de hoy son distintos de los primeros “usuarios” de la educación, debido a los grandes cambios en los modos de producción y en la estructura social y familiar, “Las instituciones, en tanto que sistemas de reglas y recursos que estructuran las prácticas sociales y educativas, cambian de forma y significado. Los viejos dispositivos que regulaban la relación profesor-alumno, la relación con el conocimiento, garantizaban la autoridad pedagógica y producían un orden institucional, se erosionan” (32) . La masificación produce una serie de transformaciones en las instituciones escolares, como ya se ha señalado, la vieja escuela reservada a algunos grupos sociales hoy responde a la demanda de nuevos y cada día más miembros, pero si bien la ampliación de la cobertura en educación ha traído beneficios como la disminución del analfabetismo y mayor cualificación de la fuerza laboral del país, en el día a día de las instituciones el aumento de los estudiantes y los cambios que anteriormente se nombraron, también se han traducido en hechos que han llevado a pensar que la escuela pasa por un período de crisis.

CUANDO LOS CAMBIOS SE VIVEN COMO UNA CRISIS

Las transformaciones que ha tenido el mundo escolar son vividas por sus actuales actores como una profunda crisis, si bien los sentimientos, satisfacciones y aspiraciones del profesorado son de crucial importancia para comprender los logros de la escuela, los docentes han recibido las más fuertes de las críticas del sistema educativo. En los medios de comunicación, en la calle, entre los profesores universitarios y en la misma escuela, se describe a los profesores de la educación básica y media, como personas despreocupadas, mal preparadas, reacios al cambio, perezosos en el trabajo, en otras palabras la figura del maestro se ha degradado, han perdido la imagen de respeto y admiración que tenían en el pasado, conllevando a una reconstrucción de la relaciones de los profesores con su trabajo y su auto imagen de trabajadores “los profesores se acomodan mal al presente porque no se deshacen de una representación acabada y total de su rol, de la imagen de plenitud profesional, de un tiempo en el que la escuela estaba en armonía con los alumnos y con la sociedad, los profesores no cesan de definirse con respecto a una figura idealizada de ellos mismos” (33).
El declive del ideal de la escuela, es percibido por los maestros como una caída, y su trabajo es cada día una actividad más pesada y al mismo tiempo menos reconocida, pero además sienten que les es imposible cambiar a los estudiantes, a sus familias y al ambiente cultural y social. Los estudiantes por su parte, cuestionan la utilidad social de la formación que propone la escuela, el sentimiento de utilidad de los estudios no constituye un factor de cohesión y de integración en la vida escolar. La experiencia colegial está dominada por la afirmación progresiva de un principio de subjetivación adolescente opuesto a las lógicas escolares. “La subjetividad de los colegiales se forma en el seno de múltiples estratos. Los grandes y los pequeños, los muchachos y las chicas, los buenos y los malos alumnos rompen la continuidad de las categorías escolares y de las identidades personales. Pero ninguno de los elementos que forman la experiencia colegial es verdaderamente estable: ni la conformidad con las normas escolares, ni la utilidad percibida de los estudios, ni la identidad personal. La experiencia colegial está dominada por las diferencias de estratos y tensiones” (34) .
Si en los docentes han influido los cambios que se han dado en la escuela, hay que decir que dichos cambios han influido todavía más en los estudiantes, pues la cultura moderna valora al individualismo y a la expresión de sí, el derecho inalienable de afirmar una especificidad personal, sexual, étnica, moral, en los estudiantes de hoy es muy frecuente la manifestación de un proceso de individualización que supone la libertad de conciencia, y la apertura a mayores espacios en las dimensiones personales y las emociones, en el caso de la escuela la adaptación del adolescente a sus funciones de estudiante suele producirse de una manera que muchas veces favorece en gran medida estas tensiones personales, porque cuanto más intensa y multilateral es la regulación de los instintos necesarios para el cumplimiento del papel y las funciones del adulto en una sociedad, mayor es la distancia entre el comportamiento del niño y del adulto. Es común hoy entre los adolescentes e incluso niños que asisten a la escuela un reclamo y una exigencia por la autenticidad; esto obedece a la adaptación a una sociedad racionalizada, en la cual, los individuos disminuyen el ajustamiento de su comportamiento, de sus objetivos y de sus ideales a la vida en grupo (35).
Algunos comportamientos de los estudiantes que en el entorno escolar toman forma de rebeldía o apatía en nombre del libre desarrollo de la personalidad y de su individualidad, son producto de los cambios que ha producido la misma modernidad, pues el estudiante, en este caso como individuo tiene hoy en día la conciencia de ser una persona autónoma, gobernada por sí misma, distinto de los demás en variados aspectos, en las instituciones educativas donde se dan una multiplicidad y variabilidad de relaciones personales, la defensa de la identidad y de la autonomía de los adolescentes está marcada por el conflicto con los adultos.
Estas exigencias y estos reclamos de libertad, justicia, igualdad, respeto a la intimidad y a la individualidad entre otros, son vividos por maestros y directivos de muchas instituciones como una crisis, a su modo de ver la institución escolar perdió el carácter sagrado para convertirse en un servicio (de hecho así es descrita en la Ley General de Educación), cuya utilidad se discute en detalle y se mide progresivamente. Entre los maestros se impone progresivamente la idea de que las dificultades de la escuela provienen de una suerte de “complot” o de proyecto ultra liberal, que consiste en englobar a la educación en el vasto movimiento de mundialización y de este modo asimilar la escuela a la industria, por ejemplo, el hecho de que algunos organismos internacionales demanden una liberalización de la oferta escolar es suficiente como prueba para los maestros. “Esta creencia también se basa en el hecho de que la vieja alianza entre la escuela y la sociedad se ha vuelto más frágil y que, como los efectos desastrosos de las mutaciones económicas se deben a la globalización liberal, se hace creíble pensar que la escuela se ve afectada por el mismo movimiento”(36).
La escuela ya no es la instancia de formación por excelencia, pues ha entrado en disputa con otros entes socializadores que han adquirido mucho peso. Entre estos espacios de socialización se destacan los medios de comunicación, prácticas alternas como deportes y artes. También los grupos de pares se han reconocido como un espacio importante de socialización para los niños y para los jóvenes (37). Las instituciones educativas privilegian a través de docentes y directivos una mayor valoración de la identidad como nosotros, y en aras de cumplir este objetivo, riñen con la configuración de la libertad del individuo dándole poca valoración positiva. La libertad no es tomada como un valor social sino como un problema que genera ruptura social con ciertos órdenes deseados, en la escuela la búsqueda por dar satisfacción a las necesidades del proceso de individuación a través del desempeño de roles genera conflictos, que producen tensiones en la vida escolar y enfrentamiento entre sus actores.

ALGUNAS CONCLUSIONES

En consecuencia la escuela de hoy compite en creciente desventaja con otras fuentes de socialización y los estudiantes son influidos por otros modelos, a esto se suma que la institución no encuentra cómo exponer a los estudiantes otras alternativas simbólicas, tanto o más seductoras, ni aprovecha sus espacios y tiempos para criticar y debatir sobre lo negativo e incorporar lo positivo que también existe de otras influencias (38). Mientras algunos docentes han dado muestras de incorporar en su trabajo elementos de esas otras formas de socialización como la televisión, la red de internet y la música, otros son muy críticos frente a estos, destacando su influencia negativa en los niños y jóvenes, por considerar que los incitan a la violencia, a la sexualidad sin afecto y en general, a llevar una vida superficial y banal.
En la escuela -cuyo programa institucional entra en crisis-, eran funciones básicas el control social de los niños y jóvenes y la invención de procesos colectivos para el desarrollo de un conjunto de aprendizajes básicos tanto comportamentales como intelectuales, este tipo de institución se caracterizaba entre otras cosas por una fuerte estructura jerárquica, autonomía en la selección de los alumnos, autonomía en la operación cotidiana sobre la base de la autoridad de los maestros sobre los alumnos, tendencia a la homogenización de los estudiantes de acuerdo a categorías de grado, edad, capacidad y origen social, estandarización de programas, calendarios y modalidades de enseñanza.
Puede señalarse entonces que a los maestros y a los planificadores de la educación les ha faltado, una comprensión más amplia de lo que está ocurriendo dentro de la escuela, la escuela del siglo no podía sobrevivir frente al fortalecimiento de la crítica y de la autonomía individual que también participan plenamente del proyecto mismo de la modernidad, no se ha podido sostener su carácter sagrado, cuando al mismo tiempo se admite que la realización y la libertad de los individuos para construir la vida que mejor les parece constituyen uno de los esfuerzos de la modernidad, sobre todo cuando la misma escuela se constituyó en promulgadora de esos valores, el programa institucional se quedó sin uno de sus fundamentos más sólidos porque el proyecto cultural de la escuela moderna triunfó.
La democratización de la vida escolar es un intento por promover una cultura democrática donde haya participación de todos los actores escolares en la construcción de planes y programas que ayuden a lograr un mejor clima institucional, calidad en la enseñanza, estrategias para resolver conflictos y en general, a lograr una buena convivencia con calidad académica. De esta manera la Ley general de Educación y sus decretos reglamentarios buscan modificar las formas tradicionales de organización y de dirección de las instituciones educativas caracterizadas por la centralización del poder, por la existencia de formas autoritarias de gestión, y por la escasa posibilidad de interacción de estudiantes y padres de familia en los asuntos de la institución (39).
El gran reto de la democratización ha sido pasar de instituciones caracterizadas por formas de organización relativamente verticales, con un rol dominante de la figura del rector, y un estamento relativamente intocable como el docente, a una nueva forma de organización donde los actores excluidos como padres y estudiantes tuvieran voz y voto en la planeación y ejecución de actividades. El nuevo orden escolar que busca la democratización incluye la división relativa de poderes que descentraliza la toma de decisiones, le pone límites al poder de estos actores tradicionales e incluye sectores antes excluidos en su marcha y proyección. Pero es preciso resaltar que aunque los mecanismos legales están dados para hacer instituciones más democráticas, hay todavía dentro de la comunidades educativas estudiantes, padres de familia y también maestros que no se han apropiado de ellas, no las emplean, no acuden a ellas dejando de lado la opción de emplearlas para hacer exigencia de derechos que les son negados o sencillamente son omitidos.
Uno de los principales objetivos de democratizar la escuela es pues hacerla participativa, para ello se crean los órganos de gobierno escolar que aparecen como actores claves de una nueva institucionalidad que debe plantearse en todos los establecimientos educativos, dichos órganos fueron creados para garantizar la participación de todos los actores escolares, en la gestión y ejecución de planes y programas en la institución. Hoy el interrogante se centra en el alcance, sentido y la profundidad de estos procesos, y el grado en que han logrado los propósitos y la visión propuesta por la normatividad que los creó.
La coyuntura generada por la creación de espacios y escenarios para la participación, la discusión y el consenso dentro de las instituciones educativas, el momento en el cual se pone sobre el tapete la importancia de garantizar el respeto a la dignidad y la supremacía de los derechos humanos en la acción educativa, y el momento en que los hechos mostraron que las expresiones de los estudiantes estaban cambiando de la desobediencia y el mal comportamiento en el descanso o en el aula a la trasgresión de normas que comprometían la integridad física y emocional, hasta llegar incluso a expendio de drogas, robos y actos violentos, son el contexto en el cual se reaviva el debate sobre aspectos de la vida escolar como la norma y la disciplina, cuyo campo de discusión estaba restringido a los directivos y los docentes.
La disciplina es hoy un punto central en la vida de las instituciones educativas, lo que los maestros y directivos denominan “indisciplina” los enfrenta día a día con los estudiantes, según estos, porque los maestros quieren mantener un modelo disciplinario que no es acorde con el tiempo en el cual ellos viven, y según los maestros porque los estudiantes usan y abusan de los derechos que les ha otorgado la ley, para no acatar las normas y hacer su voluntad en las instituciones.
En este trabajo no se niega que el problema disciplinario y normativo que se vive en los establecimientos educativos tenga algunas influencias del mundo familiar y social donde viven los estudiantes, pero se hace énfasis en la capacidad de la institución para abordar y tratar el problema con herramientas educativas, se parte de la convicción que aspectos como la naturaleza de las reglas de la escuela, el sistema de sanciones y castigos que se utiliza, el cuidado del bienestar de los alumnos, los estilos de liderazgo adoptados por la dirección, los coordinadores y los maestros, la actitud hacia los problemas sociales y académicos de los estudiantes, así como la filosofía general y los valores de la escuela, desempeñan un papel importante en las relaciones que se establecen entre los actores escolares.
La indisciplina o falta de disciplina, es un factor que crea conflicto en las escuelas y colegios; en este trabajo entendemos el conflicto disciplinario como las tensiones, desacuerdos y discrepancias que se presentan entre los estudiantes, docentes y directivos en torno al concepto y los mecanismos utilizados para lograr que haya disciplina en las Instituciones Educativas. Las situaciones que originan dicho conflicto son variadas, pero sobresale la exigencia del cumplimiento de los derechos que la ley ha dado a los estudiantes, la exigencia de libertad y autonomía, y muy especialmente un elemento nuevo en la relación entre docentes directivos y estudiantes, la exigencia de estos últimos de reciprocidad, igualdad y justicia en el cumplimiento de derechos y deberes dentro de la institución.
Lo que se quiere subrayar es que la dimensión educativa tiene mucha importancia, puesto que resulta fundamental identificar qué aspectos de la vida del aula y de la escuela tienen una incidencia en la configuración de las relaciones interpersonales de los alumnos, y en los modelos y patrones de comportamientos que reflejan. En otras palabras, no se desconoce que el comportamiento que se adopta en la escuela está determinado por variables sociales y familiares, pero en este trabajo se pone el énfasis sobre las variables escolares, se subraya la existencia de variables internas, que parecen estar positivamente relacionadas con los comportamientos que asumen los estudiantes, partiendo del principio que señala que es sobre las variables estrictamente escolares donde la escuela tiene mayor campo de acción.
El tema de la disciplina crea tensiones en la Institución Educativa, no hay unidad de criterios entre los docentes, los directivos y los estudiantes ni en su definición, ni en su importancia, ni en los medios para conseguirla. Cada uno define la disciplina influenciado por lo que ha determinado la institución o por su propia subjetividad, demostrando que los actores escolares ya no siguen tal cual lo que la institución propone si no que toman aquello que les es útil y frente a lo demás toman distancia. Las diferencias frente al concepto de disciplina, su importancia y la manera más adecuada de llegar a ella producen tensiones y desacuerdos entre los miembros de la comunidad educativa. El conflicto se hace complejo por la introducción de un elemento nuevo en la vida escolar, el reclamo de los estudiantes de reciprocidad e igualdad en el cumplimiento de los derechos y deberes, reclamos que se acompañan de comentarios en los que si bien se reconocen fallas en algunos comportamientos de los estudiantes, también se responsabiliza a los docentes, y directivos de asumir actitudes y llevar a cabo acciones que propician la indisciplina.
Los conflictos disciplinarios se dan de la mano con el hundimiento de valores tradicionales, una ética de la racionalidad, una fuerte tendencia al individualismo y una universalización de los derechos humanos promovida por los medios de comunicación de masas que han aumentado la pluralización de distintas creencias y valores. Estos cambios que los jóvenes estudiantes tienen y que provocan choque con la institucionalidad de la escuela hacen parte de lo que Norbert Elías llama el equilibrio entre el nosotros y el yo, que puede ser interpretado como la relación entre las identidades colectivas y la formación de una identidad individual (40).
Un punto central en el conflicto disciplinario es el de las normas, el aparato normativo que regula el comportamiento de los miembros de las instituciones, las normas sirven como orientación de la manera de comportarse de cada miembro de determinado grupo, pero si bien cada institución crea dichas normas como medio para regular las relaciones de sus miembros esto no da seguridad que dichos miembros compartan estas normas y se acojan a ellas, en los colegios y escuelas de hoy se presenta precisamente esta situación, la existencia de las normas no asegura, ni que se aceptan, ni que se compartan y menos que se cumplan, dando lugar a que se presente el conflicto por la manera como son concebidas y aplicadas. En este estudio las normas se entienden como las reglas establecidas por los grupos para regular la conducta de sus miembros, tales reglas, pueden ser explícitas o implícitas, e indican a los miembros del grupo cómo comportarse y cómo no comportarse
Desde sus inicios la escuela ha creado normas cuyo objetivo es propiciar modelos para la formación de los individuos, durante mucho tiempo estas normas fueron captadas y aceptadas por la mayoría de los individuos sin cuestionamientos o exigencia de participación en su creación, situación que si es latente en la actualidad en la escuela. Los estudiantes de hoy se oponen fuertemente a las normas, les dirigen sus críticas por considerarlas excesivas, poco formativas y que coartan su autonomía y su libertad, pero también se oponen a lo que llaman el abuso en su aplicación por parte de los maestros y su uso arbitrario, el panorama es el de un conflicto latente donde unos intentan hacer cumplir las normas y otros las trasgreden de manera reiterativa.
Aspectos como la forma de vestir, los horarios, y el uso de espacios siguen siendo puntos sobre los que estudiantes y docentes no logran ponerse de acuerdo, por el contrario, generan tensión que en algunos casos llega a convertirse en rivalidades, la exigencia de aquello que es considerado como un derecho. “el libre desarrollo de la personalidad” ha invadido las instituciones educativas, en su nombre los estudiantes asumen diversidad de actitudes y ejecutan diversidad de acciones incluso delincuenciales que ponen en peligro su integridad y la de otras personas, situación ante la cual los docentes culpan al Estado por lo que consideran permisividad y flexibilidad en la normatividad establecida.
Finalmente y a manera de resumen, hay que acotar que en un contexto en el cual la escuela ya no es la institución formadora por excelencia y aquello que plantea el ideal de educación no necesariamente es lo que ocurre en los establecimientos educativos, la relación entre las concepciones y las formas de funcionamiento de la disciplina, la norma y la democracia son claves en la organización social de las instituciones, puesto que aquellas donde existe relativa coherencia entre el discurso y la práctica y claridad en los principios y planteamientos esenciales que fundamentan su funcionamiento, tienen mayor capacidad de resolver los conflictos que puedan surgir entre los actores que en su interior se relacionan.
Sobre este último punto hay que decir que se ha avanzado a distintos ritmos en el país, hay instituciones que se han mostrado mucho más abiertas, y con mejor disposición para transformar sus prácticas adoptando nuevos modelos pedagógicos y material didáctico innovador en el área de ciencias sociales, de manera que no sólo se transforme el proceso enseñanza aprendizaje, sino también las relaciones escolares, pero hay también instituciones en las cuales las prácticas pedagógicas tanto en la forma de enseñar como en las relaciones sociales siguen amarradas a la escuela tradicional . En el campo de los libros de texto de geografía, hay que destacar principalmente su apertura, más bien su diseño y puesta en circulación, ya que durante mucho tiempo la geografía estuvo a la sombra de la historia, de modo que en los libros de texto, la enseñanza geográfica ocupaba una muy mínima parte al lado de la enseñanza de la historia. Hoy, muchos libros de texto contemplan solamente la enseñanza de la geografía, y aunque haya todavía muchos aspectos metodológicos a mejorar en dichos libros, es ya un avance que existan libros para la enseñanza de la geografía, el reto en los libros de texto está precisamente en lograr el enfoque de la enseñanza de la geografía desde la perspectiva actual y moderna de la ciencia.

Notas

1. El proyecto Atlántida fue dirigido por Francisco Cajiao y Rodrigo Parra Sandoval, tuvo como objetivo, indagar sobre la cultura adolescente escolar en Colombia. Fue una investigación financiada por la Fundación FES y Colciencias que contó con la participación de varias universidades del país. Publicado en 1995
2. La educación es definida por Durkheim como la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que todavía no están maduras para la vida social. DURKHEIM, Emilio. Educación y Sociología. Editorial Babel. Bogotá. 1976. Pág. 70
3. DUBET, Francois. MARTUCCELLI, Danilo. En la Escuela. Sociología de la Experiencia Escolar. Editorial Losada. Buenos Aires. 1997. Pág. 201.
4. GÓMEZ BUENDÍA, Hernando. Educación La Agenda del Siglo XXI Hacia un Desarrollo Humano. Programa de Naciones Unidas para el desarrollo. Tercer Mundo Editores. Santa Fe de Bogotá. 1998. Pág. 16
5. DUBET, Francois. MARTUCCELLI, Danilo. En la Escuela. Sociología de la Experiencia Escolar. Editorial Losada. Buenos Aires. 1997. Pág. 80.
6. La falta de coordinación en las metas de los actores, la existencia de múltiples ámbitos de interés y complejos procesos en toma de decisiones hacen que la estructura se desconecte de la actividad y la actividad de sus efectos. BALL, Stephen. La Micro política de la Escuela Hacia una Teoría de la Organización Escolar. Editorial Paidós. Barcelona. 1989. Pág. 29
7. MINISTERIO DE EDUCACION NACIONAL, Estándares básicos de competencias en ciencias naturales y en ciencias sociales. 2003. Santa Fe de Bogotá. Pág. 9.
8. La Constitución Política de 1991, hace un énfasis en la importancia de la educación como un derecho fundamental y en el papel que cumple el estado para garantizar dicho derecho a los ciudadanos, al respecto dice lo siguiente: Artículo 67. La educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social: con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica, y a los demás bienes y valores de la cultura. La educación formara al colombiano en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia; y en la practica del trabajo y la recreación, para el mejoramiento cultural, científico, tecnológico y para la protección del ambiente. El Estado, la sociedad y la familia son responsables de la educación, que será obligatoria entre los cinco y los quince años de edad y que comprenderá como mínimo, un año de preescolar y nueve de educación básica. La educación será gratuita en las instituciones del Estado, sin perjuicio del cobro de derechos académicos a quienes puedan sufragarlos. Corresponde al Estado regular y ejercer la suprema inspección y vigilancia de la educación con el fin de velar por su calidad, por el cumplimiento de sus fines y por la mejor formación moral, intelectual y física de los educandos; garantizar el adecuado cubrimiento del servicio y asegurar a los menores las condiciones necesarias para su acceso y permanencia en el sistema educativo. La Nación y las entidades territoriales participarán en la dirección, financiación y administración de los servicios educativos estatales, en los términos que señalen la Constitución y la ley.
9. Uno de los trabajos a los que se hace referencia ya ha sido citado en esta reflexión, El Proyecto Atlántida, fue dirigido por Francisco Cajiao y Rodrigo Parra Sandoval, tuvo como objetivo, indagar sobre la cultura adolescente escolar en Colombia. Fue una investigación financiada por la Fundación FES y Colciencias que contó con la participación de varias universidades del país. Publicado en 1995. Otro trabajo fue un estudio denominado Pedagogía de la Desesperanza, fue realizado por Rodrigo Parra y María Elvira Carvajal y Juan Carlos Tedesco, dentro del Proyecto Desarrollo y Educación en América Latina y el Caribe publicado en el año de 1981, en este trabajo se hace un diagnóstico y una reflexión profunda sobre marginalidad urbana y educación formal en Colombia. Un tercer trabajo que puede ser nombrado es el realizado por Rodrigo Parra, con la colaboración de Bernardo Jaramillo y Olga Lucia González, denominado La Ausencia de Futuro. La juventud Colombiana. Este estudio fue realizado dentro del marco de la Comisión Económica para América Latina. CEPAL para la promoción del año internacional de la juventud, el trabajo fue ampliamente publicado entre el año 1978 y 1984.
10. JARES, Xesús, “El lugar del Conflicto en la Organización Escolar” En: Revista Iberoamericana de educación No. 15 Micropolítica en la Escuela, septiembre-diciembre de 1997. Pág. 35
11. CAJIAO, Francisco. Poder y Justicia en la Escuela Colombiana. Vida Escolar en Colombia. Fundación FES. Santa fe de Bogotá. 1994. Pág. 160. Se trata de un conjunto de trabajos dirigidos por Francisco Cajiao en diferentes regiones del país donde los maestros participaron como investigadores.
12. La construcción de una cultura política se desarrolla en un proceso histórico de complejas interacciones entre distintos actores políticos y sociales, instituciones y escenarios sociales, como la iglesia, la prensa los medios de comunicación, los centros de investigación y las instituciones productoras de saberes especializados, la educación, la familia, y la vida cotidiana en los distintos momentos del desarrollo económico político y social de una sociedad determinada. LOPEZ, DE LA ROCHE. Fabio. La Construcción de la Cultura Política en Colombia. Universidad Pedagógica Nacional. Santa Fe de Bogotá. 2005. Pág. 27
13. DURKHEIM, Emilio. La Educación Moral. Editorial Shapire. Buenos Aires. 1992. Pág. 85.
14. MINISTERIO DE EDUCACION NACIONAL. Reforma Educativa y Proyecto Educativo Nacional. Reinvención de la Institución Escolar. Informe al Congreso Nacional. 1994 - 1998. Pág. 94
15. AGUILAR, Juan Francisco. BETANCOURT, José Javier. Construcción de una Cultura Democrática en Instituciones Educativas de Santa Fe de Bogotá. Bogotá. Idep, Innove. 2002. Pág. 33
16. El Banco Mundial está fuertemente comprometido en sostener el apoyo a la educación por ello, su principal contribución será la asesoría diseñada para ayudar a los gobiernos a desarrollar políticas educativas adecuadas para sus países. FRIGERIO, Graciela, POGGI, Margarita. GIANNONI, Mario.
(Compiladores). Políticas Institucionales y Actores en Educación. Centro de Estudios Multidisciplinarios. Colección Reflexión y Debate. Ediciones Novedades Educativas. Buenos Aires. 1997. Pág. 21.
17. Muchas de estas reformas fueron legitimadas por las reformas constitucionales y por la introducción de la Ley General de Educación. Ibíd. Pág. 83
18. CUBIDES, Humberto. Gobierno Escolar: Cultura y Conflicto Político en la Escuela. En: Revista Nómadas Nº 15. Universidad Central. Santa Fe de Bogotá 2001. Pág. 17.
19. El actor es siempre un sujeto con márgenes de libertad para desplegar prácticas y discursos en las instituciones, para dar cuenta de la posibilidad de crear, de inventar, de escapar a las constricciones de los determinismos.
FRIGERIO, Graciela, et al. Políticas Institucionales y Actores en Educación. Centro de Estudios Multidisciplinarios. Colección Reflexión y Debate. Ediciones Novedades Educativas. Buenos Aires. 1997. Pág. 8
20. MINISTERIO DE EDUCACION NACIONAL. Reforma Educativa y Proyecto Educativo Nacional.
21. MINISTERIOS DE EDUCACIÓN NACIONAL. Plan Decenal de Educación 1996 -2005. Pág. 38
22.MINISTERIOS DE EDUCACION NACIONAL. Programas estructurados nacionales para el desarrollo de las competencias ciudadanas. 2003 Pág. 1 – 10.
23. DURKHEIM, Emilio. La Educación Moral. Editorial Shapire. Buenos Aires. 1992. Pág. 165.
24. Ibíd. Pág. 166
25. PAZ, Ana Lucía. Conflicto en la Escuela, Configuración de Espacios de Mediación. Alcaldía de Cali. Universidad del Valle. Cali. 2005. Pág. 28.
26. CASTRO, Jorge Orlando. Universidad Pedagógica. Centro de Investigaciones CIUP. Apuntes sobre la extensión de la tecnología educativa y el modelo curricular en el Distrito. En: Historia de la Educación en Bogotá, Alcaldía Mayor de Bogotá, Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico –IDEP- Santa Fe Bogotá, 2002. Panamericana Formas e Impresos S.A., Primera Edición, Tomo II. páginas 196-221.
27. DUBET, Francois. MARTUCCELLI, Danilo. En la Escuela. Sociología de la Experiencia Escolar. Editorial Losada. Buenos Aires. 1997. . Pág. 70.
28. La masificación escolar se entiende como la ampliación significativa de la cobertura escolar, el aumento considerable del número de estudiantes que hoy asisten comparado con los que antes asistían a los establecimientos educativos
29. La educación se entrevé en adelante como una “inversión productiva” en capital humano, cuanto más moderna es una sociedad más necesita movilizar todos los talentos de que dispone en todas sus capas sociales. JARES, Xesús, “El lugar del Conflicto en la Organización Escolar” En: Revista Iberoamericana de educación No. 15, Micropolítica en la Escuela, septiembre-diciembre de 1997. Pág. 40
30. BRUNNER, José Joaquín. Educación e Internet. ¿La próxima revolución?. Fondo de Cultura Económica. Santiago. 2003. Pág. 23.
21. RAMÍREZ, María Teresa. TÉLLEZ, Juana Patricia. La educación primaria y secundaria en Colombia en el siglo XX. Unidad de Investigaciones de la Gerencia Técnica del Banco de la República. 2006. Pág. 14 y 22.
32. TENTI FANFANI, Emilio. Culturas Juveniles Y Cultura Escolar. El documento fue presentado en un seminario, sobre escuela y juventud, organizado por el ministerio de educación de Brasil, realizado en Brasilia del 7 al 9 de junio del 2000. Pág. 10.
33. DUBET, Francois. MARTUCCELLI, Danilo. En la Escuela. Sociología de la Experiencia Escolar. Editorial Losada. Buenos Aires. 1997. Pág. 183 – 184.
34. DUBET, Francois. ¿Mutaciones Institucionales y/o Neoliberalismo? En Gobernabilidad de los Sistemas Educativos en América Latina. Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación. UNESCO. Buenos Aires. 2004. Pág. 202.
35. La posibilidad y la necesidad de una mayor individualización un aspecto de una transformación social ajena al control de las personas. ELÍAS, Norbert. La Civilización de los Individuos. Editorial Península. Barcelona. 1990.
36. DUBET, Francois. ¿Mutaciones Institucionales y/o Neoliberalismo? En Gobernabilidad de los Sistemas Educativos en América Latina. Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación. UNESCO. Buenos Aires. 2004. Pág. 29.
37. PAZ. Ana Lucía. Conflicto en la Escuela. Configuración de Espacios de Mediación. Alcaldía de Santiago de Cali. Universidad del Valle. Cali. 2005. Pág. 19..
38. CALERO LLANES. Américo. Escenas de la Vida Escolar. La cotidianidad, sus dramas y comedias. Serie convivencia y democratización de la vida escolar. Universidad del valle. Alcaldía de Santiago de Cali. 2005. Pág. 46.
39. ALVARES, Adolfo. y otros. Dinámicas y Logros de los Gobiernos Escolares en Instituciones Educativas de Cali. Informe de Investigación COLCIENCIA. UNIVALLE Cali. 2002. Pág. 12
40. ELÍAS, Norbert. La Sociedad de los Individuos. Editorial Península. Barcelona. 1990. Pág. 20.

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1 comentario:

  1. El artículo ahora publicado ya suscitó un importante debate dentro del Consejo de dirección del Geoforo. Creo que sería importante recuperar algunos argumentos allí expuestos.
    Por mi parte quiero insistir en dos aspectos cruciales:
    a)La disciplina y la convivencia son dos aspectos que se relacionan, como bien señala Nancy, en la búsqueda del difícil equilibrio entre la búsqueda de control que ejerce la cultura dominante, o sea la identidad colectiva, y la identidad individual. La falta de una verdadera participación en las aulas da lugar a más de un conflicto en este ámbito. Por eso cabe preguntarse si desde la didáctica de la geografía y las ciencias sociales se peude intervenir en la búsqueda no de un falso consenso, sino de un equilibrio inestable que permita "crecer" y desarrollar a las personas. Mi opinión es positiva, siempre y cuando las actividades didácticas estén organizadas bajo una metodología que facilite la reconstrucción del pensamiento espontáneo en relación con criterios de racionalidad académica.
    b)la cultura democrática en lugares con conflictos es un tema que se debe abordar en el curriculum escolar. La reseña que he realizado del libro de Alexander Cely y otros (ver sección de reseñas y noticias) mustra bien a las claras la preocupación existente en Colombia por este asunto. En otros países si no se aprecian los mismo ejemplos será por falta de investigación, pues los conflictos son inherentes a las relaciones sociales. Uno de los asuntos fundamentales de la didáctica es saber integrar en el curriculum las preocupaciones cotidianas de la sociedad. Creo que Nancy así lo hace.
    A mi modo de ver, y ya se lo he hecho saber a la autora, sería perciso abordar el cambio de las normas y valores escolares desde diferentes perspectivaas. Una de ellas es precisamente la que hace referencia al diseño de actividades didácticas. Estas no van a modificar las relaciones sociales, pero sí pueden afectar a la formación en la manera de razonar, desear y relacionarse de los niños y adolescentes que se educan en los centros escolares
    Xosé M. Souto

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